Todos los que nos criamos con la existencia de una bota de vino en casa (bien de nuestro padre o de uno de nuestros abuelos), recordamos el cariño que éstos le tenían y los cuidados que le daban. En muchos casos, además, la misma bota de vino abarca toda nuestra niñez. Lo cierto es que hemos recibido noticias de botas que duran mucho tiempo. ¿Cómo debemos cuidar la nuestra para que nos haga felices más tiempo?
Para responder a esta pregunta primero debemos diferenciar entre los dos interiores disponibles de los que hablamos en nuestra anterior entrada, sabiendo que el cuidado externo sería el mismo para los modelos fabricados con piel de cabra.
Cuidado externo
Debemos saber que si nuestra bota es de los modelos Clásica y Suprema está fabricada con piel de cabra de curtición natural, esto es, la curtición de esta piel se lleva a cabo tal y como se ha hecho durante miles de años a partir de taninos de mimosa.
A partir de aquí nosotros aconsejamos hidratar la piel con una grasa lo más natural posible, sin elementos químicos que la puedan perjudicar. Lo que más solemos aconsejar es la utilización del interior de la piel del plátano, ya que hidrata la piel a la vez que crea una capa externa que la protege de la suciedad y los elementos.
En cuanto a la frecuencia con la que le hemos de dar el tratamiento del plátano dependerá de factores externos como la temperatura, humedad, utilización, etc. será la propia bota quien nos dirá si necesita o no ser hidratada.
Cuidados de una bota con interior de látex
El interior de látex no requiere apenas cuidado salvo su limpieza para evitar acumulaciones de suciedad. Nuestro consejo es que si no vamos a utilizar la bota durante más de un mes, la deberemos limpiar y guardar en un lugar fresco y seco con un poco de aire en el interior, como si fuera un “cojín flojo”. Este aire lo aconsejamos porque hemos visto ocasiones en las que, la evaporación de agua ha llegado a provocar que dos paredes se queden pegadas, generando un pequeño agujero al volver a hinchar la bota.
Cuidados de una bota de vino con el interior de pez
El principal componente de la pez es la resina de pino, lo que hace que la pez se comporte básicamente como lo hace la resina. Esto nos lleva a la principal característica de una bota con el interior de pez: Cuanto más se use, más tiempo durará. Esto se debe a que la pez, al igual que hace la resina en los árboles, tiende a “resbalar” por dentro de la bota y dejar zonas no impermeabilizadas si la dejamos quieta durante mucho tiempo.
Otro problema que podemos tener es si se nos llegan a pegar dos de las paredes de la bota entre sí, corremos el peligro de provocar un repelón (irreparable) si no calentamos la bota antes de despegarla.
Si tenemos que indicar unos puntos que tener en cuenta en el cuidado de la bota, estos serían:
Dejar la bota siempre con vino, nunca con agua. Podemos enjuagarla con agua cuantas veces queramos, pero es mucho más fácil de arreglar si se nos pica el vino que si se nos pudre el agua.
Si no la vamos a utilizar en más de 1,5 / 2 meses, lo aconsejable es vaciar la bota, dejar que se seque el interior y guardarla con las paredes pegadas y un papel en el brocal. Cuando la volvamos a utilizar deberemos calentarla para despegarla, tal y como aparece en las instrucciones.
Nunca dejar la bota vacía e hinchada durante más de 5/6 días ya que es muy probable que la pez se mueva en el interior y nos deje zonas por las que se salga el vino.
Incluso con vino, no dejar la bota quieta en la misma posición durante demasiado tiempo, es conveniente moverla y cambiarla de posición cada 15/20 días para que la pez no se vaya al mismo sitio. Si la bota se utiliza de forma habitual no hace falta hacer esto ya que el propio movimiento de todos los días bastaría.
Una bota no es una botella y en el caso de las botas del modelo “recta” no debemos dejarla reposar como si lo fuera, es decir, en vertical y apoyada en el “culo”. Lo que nos terminará ocurriendo en este caso es que la presilla inferior junto con el cordel que pasa por su interior forzarán la costura en ese punto y es muy probable que nos aparezca una pérdida en esa zona. La forma correcta de guardar una bota es tumbada o bien colgada por el cordón.
No introducir la bota en la nevera ya que la pez es sensible a los cambios de temperatura y la bota se estropearía en poco tiempo.
Aún siendo muchos los consejos que vemos encima, si tuviéramos que quedarnos con el más importante sería que cuanto más asiduamente utilicemos nuestra bota de vino más tiempo nos durará, lo que peor le sienta a una bota de vino con interior de pez es “estarse quieta”.
Conclusión
La bota de vino es un artículo con muchísima historia fabricado de una forma artesanal que tradicionalmente era utilizada a diario por sus dueños y estaba perfectamente afinada para ser así. El mayor problema actual que tienen las botas de pez es que los dueños no las utilizan todos los días (no sería aconsejable) con lo que deben tener algo más de cuidado con ella que antaño.
Como contrapartida las botas con interior de látex son perfectas para no preocuparse, pero son menos tradicionales y dejan menos impronta en el vino que las botas de pez… cada cual debe seleccionar la que más le convenza pero teniendo en cuenta los cuidados que tiene cada una.